Movilidad.
Mejora la productividad y los servicios. WLAN permite a los usuarios acceder a la información desde cualquier punto de su organización, mejorando la productividad y las oportunidades de venta.
Simplicidad y rapidez en la instalación.
El despliegue de redes wireless elimina la necesidad del despliegue de cables a través de paredes y habitaciones, reduciendo el tiempo requerido para la puesta en servicio de una red.
Flexibilidad.
La tecnología wireless permite a una red alcanzar lugares donde los cables no llegan, o donde el coste de los mismos es muy alto. Por ejemplo, en espacios abiertos como jardines o piscinas, o para establecer comunicación entre oficinas ubicadas en edificiós próximos.
Reducción del cost-of-ownership.
Aunque la inversión inicial en equipamiento hardware puede ser superior que para redes ethernet, los gastos totales de la instalación puede ser significativamente menor. Los beneficios a largo plazo son mayores en entornos de trabajo dinámicos que requieren continuos cambios y modificaciones en la topología de la red.
Escalabilidad.
Los sistemas wireless permiten ser configurados en distintas topologías que permiten adaptarse a las necesidades de cada situación. Las configuraciones de los dispositivos WLAN pueden ir desde pequeñas redes con un número reducido de usuarios a grades infraestructuras con miles de usuarios con áreas de cobertura mayores, como campus universitarios o fábricas.
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